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Claves de los Incendios Forestales en España: Un Ingeniero Forestal Responde

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Contraste visual de los incendios forestales en España: A la izquierda, un monte en llamas y la devastación del fuego. A la derecha, un equipo de reforestación plantando nuevos árboles con equipos de protección individual (EPIs), simbolizando la recuperación y prevención.

Tabla de contenidos

Entrevista a Jaime Peláez, Ingeniero Técnico Forestal de Grupo Sylvetris: Claves para entender los incendios y el futuro de nuestros bosques

 

 

Imagen de un bosque incendiado en España

 

Incendios forestales en España: el reto del verano

Tras un verano en el que España ha visto arder más de 382.000 hectáreas, los incendios forestales vuelven a estar en el centro del debate público. Para profundizar en las causas, las posibles soluciones y el futuro de nuestros bosques, hablamos con un ingeniero forestal que nos ayuda a analizar la situación con una visión técnica y práctica.

 

1. ¿Hay intereses detrás de los incendios?

Este verano en España se han arrasado 382.000 hectáreas por incendios. Circulan rumores de que detrás de algunos fuegos hay intereses económicos diversos. ¿Qué hay de cierto en esto? Y, además, ¿es verdad que después de un incendio se puede recalificar el terreno para otros usos?

Se habla mucho de que detrás de los incendios hay intereses madereros o urbanístico, pero la realidad es que eso es un bulo, lo he aprendido tanto en los libros como en el campo: La madera quemada pierde valor de inmediato, cuando se incendian miles de hectáreas, la oferta se dispara y los precios se hunden.

El otro mito es la recalificación. La Ley de Montes es tajante: 30 años sin cambio de uso. En 2006 (Ley 10/2006, de 28 de abril) se reforzó expresamente esa prohibición de los 30 años.

«Por mi experiencia, he visto muchas veces cómo el ruido de los bulos desvía la conversación de lo importante: la prevención, la gestión y el abandono del medio rural. Ahí es donde hay que mirar».

 

2. El abandono del pastoreo como factor de riesgo

Se comenta que la normativa actual limita el pastoreo libre de ganado en los montes, impidiendo que se limpien de forma natural. ¿Hasta qué punto esto es verdad y cómo afecta a la prevención de incendios?

El problema no es tanto normativo como social. Cada vez hay menos ganadería extensiva porque cada vez hay menos personas dispuestas a ser pastores. Y eso ha reducido mucho el efecto beneficioso que tenía el ganado limpiando el monte de forma natural.

Hoy es fácil decir “hay que aumentar el pastoreo”, pero difícil encontrar quien quiera hacerlo. Nadie quiere que su hijo sea pastor.

La solución pasa por incentivar esta actividad y hacerla atractiva, incluso pagar por la función ambiental que cumplen los animales al reducir el combustible vegetal. El pastoreo puede convertirse en una de las herramientas más prácticas para la gestión forestal.

Y creo que los ingenieros forestales de la administración deberían tenerlo más en cuenta: en los Montes de Utilidad Pública debería reflejarse en los planes de ordenación, porque es una práctica que, bien regulada, puede cambiar la forma de gestionar técnica y económicamente nuestros montes.

3. ¿Cambio climático o acción humana?: El origen del fuego

Qué piensa un ingeniero forestal sobre las causas más habituales de los incendios en España. ¿Son consecuencia principalmente del cambio climático o de la acción humana?

Cuando entré en Sylvestris y empecé a trabajar con capas GIS me impresionó ver la cantidad de incendios que se producen cada año en España y, sobre todo, cómo la mayoría se apagan rápido o son de carácter ganadero en invierno, especialmente en el norte.
>En España el fuego siempre se ha usado como herramienta de control de la vegetación y forma parte de nuestra realidad mediterránea: basta ver especies que rebrotan tras el fuego o coníferas que abren sus piñas gracias al calor para regenerar.

«Ahora bien, el cambio climático no prende la cerilla: eso lo hace una chispa, un rayo o una mano humana, pero sí multiplica el problema»,

porque con más calor, más sequía, lo que podría ser un incendio pequeño se convierte en un monstruo. El verdadero drama son los grandes incendios, y esos son los que se ven favorecidos por estas condiciones extremas producidas por el cambio climático.

4. La inversión clave: ¿Extinción o Prevención?

España invierte mucho más en extinción que en prevención. ¿Es este un error estructural que perpetúa el problema?

En España invertimos mucho más en extinción que en prevención, y eso es un fallo estructural. Francisco Manuel Martínez Sanz (C.O. de Sylvestris) lo resumió de una forma aplastante:

«si llevamos la prevención al infinito, no habría incendios; si llevamos la extinción al infinito, seguiría habiéndolos: Es mejor prevenir que extinguir».

Los montes donde se invierte dinero tienen menos incendios, y a la inversa. ¿Por qué? Porque allí se han hecho tratamientos selvícolas, claras, clareos, podas, hay cortafuegos, los caminos están en condiciones y, sobre todo, hay gente que conoce el monte y puede intervenir rápido. Al final es así de sencillo: un monte gestionado arde menos que un monte abandonado.

Lo que no se limpia en invierno acaba dando problemas en verano, cada año en las visitas de campo. Lo bueno es que algo empieza a cambiar: ya hay cuadrillas trabajando en invierno en prevención. Es poco, pero es un paso.

Al final, tanto la extinción como la prevención son necesarias. Pero creo que deberíamos mirar un poco más hacia la prevención. Como comentaba antes, la ganadería extensiva puede jugar un papel muy importante. No es la única solución, pero sí una de las piezas que pueden marcar la diferencia.

5. ¿Son los pinos un problema para los incendios?

Hay voces que señalan al pino como una de las especies que más favorece los incendios.
¿Es un mito o hay base científica detrás?

El pino no es el malo de la película. La combustibilidad no depende de la especie, sino de la estructura de la masa y del tipo de material. Una encina arde igual que una conífera. Este año lo hemos visto claro: ardieron castañares en Las Médulas, pinares y alcornocales en Extremadura, brezales en Jerte… El fuego no discrimina por especie.

En mi experiencia de campo, lo que marca la diferencia es la gestión. Un bosque diverso y cuidado resiste mejor que un monocultivo olvidado, sea de pino o de lo que sea.

Quiero aprovechar para explicar por qué se plantan pinos en España, ya que a menudo hay una visión negativa hacia esta conífera que en realidad tanto aporta a la sociedad.

Desde un punto de vista técnico, los pinos son más resistentes que muchas frondosas en sus primeros años de vida, lo que les permite crecer mejor y más rápido. Gracias a ese crecimiento inicial generan suelo con materia orgánica, ayudan a frenar la erosión y crean las condiciones necesarias para que después puedan desarrollarse otras especies, ya sean arbóreas, arbustivas o herbáceas. Además, los pinos llevan presentes en nuestros bosques desde hace siglos, forman parte de nuestro paisaje y son especies autóctonas y características de la Península Ibérica.

En lo social y económico, los pinos son fundamentales para alimentar a la industria maderera, de la que todos dependemos y que está vinculada a la gestión forestal sostenible. Su aprovechamiento controlado aporta empleo y riqueza en el medio rural y permite disponer de madera de forma regulada.

«La mayor parte de los artículos y estudios elaborados por ingenieros de montes y forestales defienden al pino y explican su valor y necesidad».

Es cierto que algunos técnicos de otras ramas lo critican por la menor diversidad que aportan frente a otros bosques, pero lo que hemos visto en décadas de gestión demostrando que los pinares son una herramienta clave para recuperar montes degradados y llevarlos hacia sistemas más ricos, diversos y productivos.

6. El papel de las empresas y la compensación de CO₂

Con la entrada en vigor del Real Decreto 214/2025, las grandes empresas estarán obligadas a compensar sus emisiones de CO₂. ¿Cree que esta normativa es realmente efectiva para proteger nuestros bosques o se queda corta?

En el mercado obligatorio, las empresas tienen asignado por ley un límite máximo de emisiones, si superan ese tope, deben comprar créditos a otras compañías que hayan emitido menos de lo permitido, generando así un mercado regulado: se penaliza al que contamina de más, obligándole a comprar créditos, y se incentiva al que contamina de menos permitiéndole vender sus excedentes. En el mercado voluntario, en cambio, las empresas compensan de forma libre, sin obligación legal, adquiriendo créditos de proyectos de absorción. Es en este último donde trabaja Grupo Sylvestris, ofreciendo créditos a compañías para sus programas de RSC.

Ahora bien, el Real Decreto 214/2025 no obliga a compensar, sino únicamente a medir la huella de carbono, incluido el alcance 3. La diferencia real la marcan aquellas empresas que van más allá: no solo miden, sino que invierten en proyectos de absorción, reforestación y regeneración de suelos, convirtiendo un requisito en una auténtica oportunidad de reforestar

 

7. ¿Qué especies son las mejores para reforestar España?

Si hablamos de repoblación, ¿qué especies considera más adecuadas para España y cuáles son más eficientes en la captura de CO₂?

Existe una relación directa entre el crecimiento del árbol y su capacidad de absorción de CO₂: cuanto más crece, más puede absorber. Podría pensarse que lo ideal es plantar únicamente especies de crecimiento rápido, pero no es así.

Lo verdaderamente importante en un proyecto de absorción es que el mayor número posible de plantas sobreviva y crezca de forma eficiente durante todo el periodo del proyecto (50 años). Por eso no se trata de elegir solo las especies que más absorben en el corto plazo, sino aquellas que mejor se adaptan a la zona y alcanzan su máximo potencial de crecimiento en el largo plazo.

«Aquí entra la diferencia entre eficiencia y adecuación. Un eucalipto es eficiente porque crece rápido y capta mucho carbono, pero no es adecuado en restauración forestal salvo como cultivo productivo para celulosa. En cambio, las especies autóctonas son las que garantizan adaptación al suelo y al clima, supervivencia y estabilidad del bosque«.

En Sylvestris lo comprobamos cada campaña: lo que funciona es crear un mosaico de especies, combinando las más resistentes y frugales con otras que, a medio y largo plazo, aporten diversidad, resiliencia y estabilidad al ecosistema.

 

8. Tecnología y drones en la gestión forestal moderna

¿Qué papel juega la innovación (drones, IA, satélites) en la conservación de nuestros montes?

Aunque no soy la persona más académica para explicarlo, hablo más desde la práctica: las nuevas tecnologías han transformado trabajos que antes requerían horas o incluso días en el monte con herramientas, y que ahora pueden resolverse en pocas horas desde el ordenador con LIDAR o en el propio terreno con drones.

Un ejemplo reciente lo vivimos hace una semana en una finca de Castellón junto a mis compañeros de consultoría. Desde el coche hicimos paradas en cuatro o cinco puntos estratégicos para valorar la zona y volar el dron, ya que se trataba de un terreno muy escarpado, cubierto de vegetación y con un único camino de acceso que impedía ver más de la mitad de la finca.

En lugar de recorrerla entera a pie, lo que nos habría llevado dos o tres días de visitas, monte arriba y abajo, en apenas cinco horas conseguimos una visión completa del terreno y pudimos diseñar rodales, planificar caminos, analizar pendientes e identificar enclaves con diferentes características, como zonas aterrazadas, nos permitió observar la continuidad de la vegetación, localizar puntos con erosión, diferenciar zonas con mayor humedad y visibilizar antiguos bancales ocultos bajo la maleza.

Todo esto, que antes solo descubríamos recorriendo palmo a palmo la finca, lo tuvimos delante en tiempo real y con una perspectiva global. La conclusión es clara:

«la tecnología no sustituye al monte ni al ingeniero, pero multiplica la capacidad de análisis y nos permite tomar decisiones con mucha más precisión y rapidez».

 

9. Requisitos técnicos para un proyecto de reforestación

Cuando hablamos de un proyecto de reforestación. No todas las fincas son aptas para ello. Desde el punto de vista técnico y medioambiental, ¿qué requisitos debe cumplir un terreno para ser considerado realmente candidato a un proyecto de reforestación exitoso? Y, además, ¿qué beneficios concretos puede obtener el propietario al apostar por esta opción?

Para poder desarrollar un proyecto de absorción de CO₂ es necesario que el monte cumpla al menos una de estas dos condiciones:

  • Terrenos que no fueran bosque al menos desde el 31 de diciembre de 1989.
  • Zonas forestales incendiadas.

Además, se exige una unidad mínima de actuación, con estos requisitos:

  • Superficie mínima 1 hectárea.
  • Cubierta de copas de los árboles mínima: 20% en madurez.
  • Altura potencial de los árboles, 3 metros en madurez.

Para poner en marcha un proyecto de repoblación hay que valorar muchas variables, y no siempre es fácil: incluso después de meses de trabajo puede aparecer un factor que no habíamos previsto y que haga inviable el proyecto. Pero si vamos a lo esencial, lo primero es que el terreno sea realmente forestal: con suelo suficiente para sustentar un bosque y sin limitaciones extremas, como ser pantanoso o excesivamente rocoso. Lo segundo es que el clima permita el arraigo de los árboles; con precipitaciones menores a 200 litros al año, la implantación de un bosque es prácticamente imposible. A partir de esa base, la clave está en elegir especies que se adapten bien a las condiciones concretas de la estación.

 

10. Grupo Sylvestris: Reforestación como motor ambiental

El Grupo Sylvestris lleva años repoblando nuestros bosques en España. ¿Cómo cree que puede seguir ayudando en el futuro? ¿Y si puede ser una solución real para las miles de hectáreas que se han quemado este verano?
Sylvestris es una empresa pionera e innovadora.

SYLVESTRIS, fue de los primeros en transformar el valor del CO₂ que las empresas pagan por contaminar en algo tangible y positivo: reforestaciones que absorben ese mismo CO₂.

Si lo piensas, la idea es de lo más esperanzadora en términos ambientales. No solo conseguimos que las grandes compañías destinen parte de sus recursos a cuidar del medioambiente, sino que además damos valor a algo invisible e intangible como es el CO₂, convirtiéndolo en el motor del mayor proyecto de reforestación en España.

Y aquí está lo diferencial: no usamos la reforestación con fines de explotación directa, como la madera, la caza u otros aprovechamientos, sino como un mecanismo puro de restauración y beneficio ambiental.

Esto atrás explicado resume muy bien lo que es Sylvestris.

En los últimos años hemos hecho un gran trabajo reforestando y abriendo camino en este sector, y hoy somos un auténtico motor ambiental del que se apoya gran parte del sector forestal.

El futuro será el espejo de lo que hacemos ahora;

«trabajamos cada día para crear bosques y bienes que estarán ahí dentro de 30, 50 y 100 años«.


Como comentamos en la pregunta anterior, uno de los escenarios en los que se pueden llevar a cabo proyectos de absorción es en zonas arboladas que hayan sufrido un incendio.

Respecto a si esta fórmula puede aplicarse no solo a los terrenos incendiados de este año, sino también a los que hayan ardido en los últimos 10 años (según contempla el Real Decreto 214/2025), la respuesta es SÍ, en su totalidad. A mi entender, es la mejor manera de reforestar superficies quemadas.

La mayoría de estas zonas incendiadas corresponden a Montes de Utilidad Pública (MUP), cuya gestión depende de las comunidades autónomas. Por tanto, la decisión sobre esas hectáreas está en manos de las administraciones autonómicas, que son las que pueden abrir camino a empresas como Sylvestris a reforestar allí.

En cuanto a otras titularidades, ya sean patrimoniales de los ayuntamientos o de diferentes tipos de propiedad privada que hay en España, la solución también pasa por plantear la reforestación con Sylvestris. El modelo es beneficioso para ambas partes: el propietario no tiene que aportar dinero, se le restaura su terreno incendiado con una reforestación, y la empresa (en este caso, Sylvestris) financia el proyecto y obtiene a cambio los derechos de absorción generados por esa reforestación.

 

Conclusión: Más gestión y menos mitos para el futuro de los bosques

La visión de Jaime Peláez es clara: el futuro de los bosques españoles no depende de buscar culpables en mitos como los intereses económicos o especies como el pino, sino de apostar decididamente por la gestión forestal, la prevención activa y la innovación. Revalorizar el mundo rural, incentivar prácticas como la ganadería extensiva y aprovechar los mecanismos de financiación como los mercados de carbono son las herramientas clave para construir paisajes más resilientes frente a los incendios forestales.

Si quieres saber más sobre como es posible que la reforestación a través de los Proyectos de Absorción de CO₂, ayudan a limpiar nuestro planeta, y tienes un terreno que se puede revalorizar y podría ser útil para un proyecto, lee el siguiente artículo.

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